La mejora de la eficiencia energética en los edificios y la construcción implica estrategias complejas cuya implantación – en la mayoría de casos – es paulatina y lenta con beneficios palpables para las ciudades que lograrán un crecimiento sostenible y un beneficio destacado para sus ciudadanos.

Desde el World Resources Institute (WRI) han publicado un informe con 8 estrategias para acelerar la eficiencia energética en las construcciones de las ciudades. Tácticas que esgrimen las bases a largo plazo de cómo mejorar energéticamente las edificaciones de los municipios:

  1. Normas de construcción y códigos: Normativas y requisitos para construcciones existentes y nuevas que garanticen un nivel mínimo de eficiencia energética. Deben de cubrir el diseño, construcción y la rehabilitación. El objetivo. promover el ahorro energético a largo plazo.
  2. Objetivos claros y definidos: Los municipios deben establecer objetivos obligatorios para la reducción de energía en todas las edificaciones públicas y administrativas con referencias voluntarias de aplicación para todas las demás construcciones e infraestructuras.
  3. Conocer y medir el rendimiento energético de los edificios: Programas de certificación energética, auditorías y requisitos de divulgación se encuentran entre las herramientas que las ciudades pueden utilizar para conocer mejor sus edificios. El objetivo,  ayudar a los propietarios, los ocupantes y los gestores de inmuebles a entender y mejorar el uso inteligente de la energía.
  4. Los incentivos financieros ante la construcción: Descuentos, subvenciones, bonos, préstamos, financiación de hipotecas, líneas de crédito o los incentivos fiscales son algunos de los enfoques que las ciudades pueden introducir para ayudar e incentivar los diferentes programas de ahorro energético sobre las edificaciones. Mecanismos particularmente útiles si son aplicados en los gastos iniciales.
  5. El ejemplo es el mejor aliado: Las administraciones pueden iniciar políticas energéticas y proyectos que den ejemplo a la comunidad fomentando una mayor aceptación y demanda de soluciones energéticamente eficientes. Los edificios públicos deben de ser el ejemplo perfecto a seguir.
  6. Las estrategias de participación: Como ejemplo, concursos o premios que facilitarán la regeneración de un espacio son formas de estimular el diálogo entre los inquilinos, propietarios de viviendas y gestores de inmuebles.
  7. La formación técnica en eficiencia: Los programas educativos permiten a las partes interesadas en desarrollar las habilidades necesarias para conocer cómo ahorrar energía o poder implementar los últimos diseños e instalaciones para lograr el ahorro energético. Fomentar y explicar los beneficios de las nuevas tecnologías de aplicación es necesario para entender por qué debemos utilizarlas en la construcción eficiente.
  8. Los datos públicos: Los municipios pueden ampliar su acceso a los datos sobre el uso de la energía a través de alianzas con empresas de servicios públicos, privados o los propios ciudadanos. El facilitar el acceso a la información puede ayudar a tomar decisiones inteligentes para mejorar los objetivos sobre la eficiencia energética.

FUENTE: OVACEN

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