Lo primero que se le pide a una caldera es que caliente el inmueble en el que se instala. Pero hoy en día no vale sólo con eso. Las exigencias del usuario se traducen en el desarrollo de equipos que, además de satisfacer la demanda calorífica, ajustan al máximo el consumo de combustible y reducen su emisión de gases.
En este contexto, las calderas de bajo NOX y las de condensación se han ido imponiendo y actualmente sus ventas se están incrementando notablemente gracias a aquellas comunidades donde se han impulsado los “planes renove”. Si estos equipos pueden darnos el calor que necesitamos pero gastando lo menos posible en combustible, mucho mejor.
Las calderas de condensación son aquellas que aprovechan el calor residual en la evacuación de gases quemados usando la tecnología de la condensación.
Debemos tener en cuenta que en las calderas estancas dicha evacuación de gases puede alcanzar temperaturas de 150º y las calderas de condensación pueden alcanzar rendimientos de hasta un 109 % aprovechando este calor, por tanto la evacuación se realiza a temperaturas de 50-55º usando gran parte del calor para continuar calentando el agua. Estamos hablando de un consumo inferior de gas de hasta de un 35 %.
El máximo rendimiento de las calderas de condensación es entre los 45º-50º de funcionamiento, es decir cuando trabajan a baja temperatura.
En una calefacción convencional con una caldera de condensación tendríamos entre un 19% y el 25 % de ahorro en consumo de gas. En cambio, cuando hablamos de suelo radiante o sistema de placas solares, el ahorro de gas resulta superior, llegando a alcanzar del 33 % al 47%.
El tiempo de amortización para una caldera de condensación dependerá del consumo que se realice. Si tenemos en cuenta que la media de consumo se encuentra en unos 600 € anuales, y teniendo en cuenta que una caldera de condensación nos proporciona un ahorro del 19% a medio rendimiento, significaría que ahorraríamos una media de 120 € anuales.
En lo que respecta a potencia, la más vendida con diferencia sigue siendo los 24-25 Kw, porque es la que mejor se adapta a las condiciones de climatización de los hogares españoles.