La energía se produce principalmente a partir de combustibles fósiles: petróleo, carbón y gas natural. Además de no ser infinitos, su combustión libera CO2 a la atmósfera, el principal gas de efecto invernadero que provoca el cambio climático.
Para cumplir con los compromisos adquiridos con el Protocolo de Kyoto, y también desde el convencimiento de que es algo imprescindible para garantizar nuestro futuro, la Unión Europea da muchísima importancia a la política ambiental. Esto se manifiesta a través de todas las políticas y medidas que se aprueban desde Bruselas y Estrasburgo.
En materia energética, el objetivo es reducir al máximo la dependencia de los combustibles fósiles. Está claro que no es algo que se pueda hacer de un año para otro. Esto exige un esfuerzo continuo que se plasma por medio de programas de actuación. Actualmente, estamos inmersos en el Plan Europa 2020, con el que se pretende reducir un 20 % el consumo de combustibles fósiles y otro 20 % la emisión de CO2, además de conseguir que las energías renovables terminen suponiendo un 20 % del total. Se trata de un largo viaje en el que de un modo u otro todos estamos implicados.
Para facilitar la transición, la Unión Europea trabaja en varios frentes, y el de la edificación es uno de los más importantes. Lo que se quiere conseguir es que las viviendas consuman menos energía, ya que el 30 % del gasto energético que se genera en Europa proviene de los edificios. La iluminación, la alimentación energética y la climatización consumen una gran cantidad de energía y eso se traduce en dinero.
Además de reducirse las emisiones de CO2, dejaremos de derrochar tanto dinero y aumentaremos el confort en nuestro hogar.
Las ayudas están disponibles tanto para el ámbito nacional como para el autonómico, ya que las comunidades van abriendo convocatorias para el ahorro energético de manera periódica. No dejes de estar atento a estas ayudas y convierte tu hogar en un lugar más confortable y eficiente.